Sobre la higiene y la actividad física ya hemos hablado en el capítulo dedicado a los pacientes dependientes, por lo que sólo añadiremos que en el caso de las personas con una enfermedad terminal debemos asegurarnos de que los beneficios serán siempre mayores que los inconvenientes; esto es, nunca forzaremos al paciente a hacer algo que no quiera y siempre tendremos en cuenta su situación (por ejemplo, cuando planificamos cambios posturales a una persona con dolor intenso o en fase de agonía, no podemos ser tan estrictos como en otras situaciones).